Las empresas familiares: el corazón que late detrás de cada viernes mexicano

Octavio de la Torre Octavio de la Torre
Octavio de la Torre

En México, las empresas familiares son más que un modelo económico: son la esencia viva de nuestra identidad productiva. Según el INEGI, representan más del 85% de las unidades económicas del país y generan alrededor del 75% del PIB, mientras que nueve de cada diez Mipymes surgen del ámbito familiar. Son talleres, fondas, zapaterías, ferreterías y cafeterías donde el trabajo se hereda como un valor, no como una carga; donde la confianza es el capital más sólido y la palabra sigue siendo contrato.

Estas empresas sostienen más del 70% del empleo nacional, pero enfrentan un gran desafío: la mitad no logra sobrevivir más de dos años. Falta de liquidez, escaso acceso al crédito y conflictos internos son causas frecuentes de su desaparición. Sin embargo, cada negocio que resiste se convierte en una historia de orgullo, en una lección de tenacidad que sostiene el tejido social del país.

El Viernes Muy Mexicano nació precisamente para fortalecer ese corazón. En su primera edición, 24,088 negocios familiares participaron con promociones, descuentos y experiencias locales. Se distribuyeron 250 mil engomados oficiales “Aquí se vive un Viernes Muy Mexicano”, visibles en los 32 estados del país, y 18 entidades realizaron activaciones, ruedas de prensa y primeras compras con el acompañamiento de gobernadoras, gobernadores y cámaras de comercio.

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En cada registro —ya sea físico, híbrido u online— se reflejó la diversidad de México: Tamaulipas, Veracruz, Guanajuato, Puebla y la Ciudad de México lideraron los registros; y Ciudad Victoria, León, Puebla, Campeche y Puerto Vallarta encabezaron las promociones. Los sectores más activos fueron restaurantes y cafeterías, ferreterías y materiales de construcción, y belleza y salud: tres motores que representan el comercio, los servicios y el turismo, trabajando de manera coordinada por el mercado interno.

Porque consumir lo nuestro no es un acto comercial, es un acto de conciencia. Cada compra en una empresa familiar financia sueños, sostiene becas, paga rentas y mantiene viva una red de solidaridad que no figura en los balances contables, pero sí en los hogares de millones de mexicanas y mexicanos.

Desde la Asamblea Nacional de Empresas y Negocios Familiares (ANEF) y el G32, trabajamos para consolidar este esfuerzo como una política de país: con capacitación, digitalización, financiamiento y acompañamiento territorial. Queremos que la formalidad sea un camino posible, no un privilegio.

Hoy México vuelve a elegir lo suyo.

Orgullo que se compra. Empleo que se queda. Comunidad que se fortalece.

Porque detrás de cada empresa familiar hay una historia, y detrás de cada historia, el alma de una nación que no se rinde.

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