Del discurso a la acción: México necesita ejecutores, no espectadores

Octavio de la Torre Octavio de la Torre
Octavio de la Torre

Por: Dr. Octavio de la Torre de Stéffano

Presidente de la CONCANACO SERVYTUR

En un país como México, donde las ideas sobran y los discursos se repiten, ejecutar se ha convertido en un acto de valentía. Porque ejecutar no es solo cumplir con una tarea. Ejecutar es construir confianza. Es pasar del dicho al hecho, del deseo a la acción, del discurso a la transformación.

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Vivimos tiempos en los que la ciudadanía ya no cree en las palabras. ¿Y cómo creer, si tantas veces se ha prometido sin cumplir? Por eso hoy, más que nunca, necesitamos hechos. Necesitamos personas que hagan que las cosas pasen.

He trabajado con Gobiernos, empresas familiares, emprendedores, jóvenes, universidades. Y hay algo que todos debemos entender: nadie cambia el rumbo solo. La verdadera transformación es colectiva. La ejecución poderosa se da en red, entre quienes se comprometen a sumar.

Las entidades federativas deben colaborar, no competir. Los empresarios debemos dejar de construir islas y empezar a crear ecosistemas. Y, como ciudadanos, debemos dejar de ver al Gobierno como el único agente de cambio. Todos tenemos una parte que ejecutar. Porque como dijo Peter Drucker: “La mejor forma de predecir el futuro es crearlo.”

Los planes estratégicos que no se traducen en acción son solo buenas intenciones; y las buenas intenciones sin acción no cambian realidades. Yo no creo en los proyectos eternos, creo en los que se empiezan. Porque cuando las acciones se hacen visibles, la esperanza se contagia.

John C. Maxwell lo dijo claro: “El liderazgo no es un título, es una conducta. Vívela.” Y esa conducta se demuestra en los hechos, no en el currículum. Por eso te invito a dejar de ser espectador del cambio y convertirte en ejecutor. El país no necesita más opiniones: necesita protagonistas.

Recuerda: “La ejecución transforma el discurso en impacto y al ciudadano en líder.” El México que soñamos no se construirá en un sexenio ni con un decreto. Se construye paso a paso, pero ese primer paso depende de ti.

Y como decía Paulo Coelho: “El mundo cambia con el ejemplo, no con la opinión.”

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