Los habitantes de Puebla asignan una mayor parte de sus ingresos al transporte público que a rubros esenciales como educación y salud. Cada tres meses, el gasto en movilidad urbana y foránea alcanza los 14 millones 160 mil pesos, superando incluso la inversión en servicios médicos y formación académica. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que, aunque la compra de alimentos sigue siendo la prioridad, el transporte absorbe recursos que podrían destinarse a otras necesidades básicas. Esta tendencia refleja un desbalance en la distribución del gasto familiar y plantea interrogantes sobre el acceso a alternativas económicas en la entidad.
Transporte y alimentación: las prioridades del gasto familiar
De acuerdo con el Inegi, los poblanos destinan cerca de 29 millones 186 mil pesos trimestrales a alimentos, bebidas, tabaco y alcohol. Este rubro incluye tanto productos para consumo en el hogar como aquellos adquiridos fuera de casa. Le sigue el transporte público, con 14 millones 160 mil pesos, un monto que también abarca la compra de vehículos particulares, refacciones y mantenimiento.
En contraste, la educación recibe apenas ocho millones 511 mil pesos en el mismo período, mientras que el cuidado personal y los servicios básicos —como renta, agua y electricidad— suman seis millones 555 mil y cinco millones 711 mil pesos, respectivamente. La disparidad entre estos gastos sugiere que la movilidad representa un costo elevado para las familias, posiblemente debido a la falta de opciones asequibles o eficientes.
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Salud, el rubro menos atendido
El análisis del Inegi coloca al gasto en salud en el último lugar de las prioridades financieras en Puebla. Trimestralmente, solo se asignan dos millones 808 mil pesos a este sector, una cifra muy por debajo de lo destinado a transporte o alimentación. Incluso, artículos de limpieza y prendas de vestir superan esta categoría, con tres millones 753 mil pesos cada una.
Otro dato relevante es el perfil de los mayores contribuyentes al gasto familiar: las personas entre 40 y 49 años aportan en promedio 32 mil 601 pesos cada tres meses, seguidas por los grupos de 30 a 39 años (29 mil 876 pesos) y 50 a 59 años (27 mil 429 pesos). Estos rangos de edad, en plena etapa productiva, podrían estar destinando una parte significativa de sus ingresos a resolver necesidades inmediatas, como el traslado diario, en detrimento de inversiones a largo plazo en salud o educación.
Los números del Inegi exponen una realidad clara: en Puebla, el transporte público consume más recursos que aspectos fundamentales para el bienestar individual y social. Mientras las autoridades no impulsen políticas que reduzcan este costo —ya sea con mejoras en la infraestructura o subsidios—, las familias seguirán enfrentando dificultades para equilibrar su presupuesto.
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