Sentir agotamiento después del trabajo es común, pero cuando el cansancio no desaparece, la irritabilidad se vuelve constante y todo esfuerzo parece inútil, puede tratarse de burnout, un síndrome ligado directamente al entorno laboral.
El burnout no es lo mismo que el estrés. Mientras el estrés puede tener muchas causas (familiares, económicas, personales), el burnout se genera por exigencias laborales prolongadas, falta de pausas, exceso de carga o jefes demandantes. Además, se manifiesta con síntomas persistentes como agotamiento físico y emocional, desapego hacia el trabajo y sensación de ineficacia.
También puede incluir molestias físicas como dolores musculares, problemas digestivos o alteraciones en el sueño, además de cambios en el ánimo como tristeza, apatía o llanto frecuente.
¿Cómo saber si lo estás viviendo?
Estas señales pueden ayudarte a identificarlo:
- Descansas, pero nunca te sientes recuperado.
- Vas al trabajo sin ganas, con desánimo constante.
- Te irritas o desesperas con facilidad.
- Esperas con ansiedad el fin de semana o las vacaciones.
- Pierdes la concentración o dudas al tomar decisiones.
Aunque cualquiera puede presentar uno o más síntomas en algún momento, si se prolongan por semanas o meses, lo mejor es consultar a un especialista.

¿A quiénes afecta con mayor frecuencia?
Aunque puede aparecer en cualquier edad laboral, es más común entre los 25 y 40 años. Profesiones con alta interacción humana, como médicos, docentes o personal de atención al cliente, son especialmente vulnerables. Las mujeres suelen pedir ayuda antes, lo que permite una detección más temprana.
El trabajo desde casa también provoca su aparición, ya que muchas personas no logran establecer límites claros entre lo personal y lo laboral.
¿Qué hacer si ya lo identificaste?
El tratamiento depende del nivel de afectación. Algunas medidas recomendadas incluyen:
- Establecer horarios de trabajo definidos y respetarlos.
- Realizar pausas activas durante el día.
- Retomar actividades recreativas o sociales.
- Practicar ejercicio y técnicas de relajación como mindfulness.
- Acudir a terapia psicológica o, si es necesario, consultar con un psiquiatra.
El burnout no debe minimizarse. Ignorarlo puede derivar en aislamiento social, abuso de sustancias, trastornos del sueño o enfermedades físicas relacionadas con el estrés.
Cuidarse no es egoísmo, es salud. Reconocer los límites, pedir apoyo y buscar equilibrio entre vida personal y laboral puede marcar la diferencia. No se trata solo de rendir mejor, sino de vivir mejor.

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