Estudiantes de la IBERO Puebla desarrollan OTOH, un juego que busca fomentar el desarrollo emocional, cognitivo y conductual de niños con trastornos del neurodesarrollo. Presentado como una herramienta lúdica e inclusiva, este proyecto fue creado por alumnos de octavo semestre de la Licenciatura en Diseño Industrial, quienes combinaron diseño, creatividad y empatía para atender una necesidad creciente en México: ofrecer recursos accesibles para la inclusión educativa y terapéutica.
De acuerdo con datos de la IBERO Puebla, uno de cada cinco niños en México presenta algún trastorno mental, y entre el 40 y 60 por ciento de ellos padece alteraciones del neurodesarrollo. Este tipo de condiciones afectan la memoria, la atención, la regulación emocional y la interacción social, áreas que el sistema educativo y de salud aún no logra atender de manera efectiva.

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Un proyecto con propósito social
El juego OTOH está diseñado con tres tableros principales que trabajan distintas habilidades. En el tablero Gibo, los niños equilibran una esfera central mientras acomodan discos con pesos variables, estimulando la coordinación y concentración. En Piko, deben colocar piezas de distintos tamaños y pesos sobre una media esfera para mantener el equilibrio, mientras que en Olie ensamblan 22 piezas distribuidas en tres niveles, lo que fomenta la paciencia, la regulación emocional y la resolución de problemas.
Estas actividades han sido probadas con la participación de neuropsicólogos y niños con TDAH y autismo, mostrando mejoras en atención y habilidades motoras.
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Diseño con impacto humano
Los estudiantes Mariguí Bejos Chávez, Karla Cordero Rodríguez, Juan Manuel Martínez Domínguez, Emilio Obregón Landa y Víctor Rubio Ruvalcaba, bajo la guía de los docentes Miguel Fernández, Silka Juárez Bretón y Marcela Duharte Solís, desarrollaron este proyecto con una visión social. Su meta es que OTOH se convierta en una herramienta terapéutica accesible que promueva la inclusión desde el juego.
Con OTOH, la IBERO Puebla demuestra que la innovación también puede tener un rostro humano. Más que un producto, este proyecto refleja cómo la educación y el diseño pueden contribuir a una sociedad más justa e inclusiva, donde cada niño tenga la oportunidad de desarrollarse plenamente.
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